Donostia / San Sebastián en la Belle Époque, dos siglos de turismo

¿Sabías que a mediados del s. XIX, se decidió por un solo voto que Donostia se construyera como una ciudad turística y atractiva en vez de una ciudad comercial, portuaria e industrial?

Una decisión que marcó la evolución de la ciudad y convirtió a San Sebastián en una ciudad bella, viva, con espacios agradables para pasear, con infraestructuras y una agenda cultural a nivel de las grandes ciudades europeas.

  

playa gros 1865©Pascual Marín.(Pintura de Eugenio Arruti). Playa de Gros y Monte Urgull desde Ulía,1865.Kutxa Fototeka

El turismo en Donostia / San Sebastián no es fruto de un “boom” reciente, como ha podido ocurrir en otras ciudades. Para entender la trayectoria turística de Donostia / San Sebastián, nos podemos remontar a finales del siglo XVIII, cuando se pusieron de moda en ciertos lugares de Europa los baños de mar, y se popularizó la tesis de que el mar era beneficioso para la salud y podía curar enfermedades como, la artritis, la lepra, la tuberculosis y todo tipo de dolores: «cada tratamiento, debe finalizar con un baño frío de mar… Esto conlleva a una cura perfecta» (Richard Russell, 1750).

baños mar©Cesáreo Castilla Moleda.Vista de gente en la playa de la Concha. Pasarela de bajada al agua de la caseta real. Kutxa Fototeka

San Sebastián no fue ajena a esta moda, y fue frecuentada por muchas familias, fundamentalmente de Madrid, que escapaban del calor de la capital y buscaban un clima mejor y un baño de mar. En aquellos años, era habitual hospedarse en casas particulares, donde se alquilaban habitaciones, una manera de llegar a fin de mes para muchos donostiarras.

San Sebastián y las primeras visitas reales

La primera visita real a San Sebastián se produjo en 1830, con la llegada del infante Francisco de Paula, hermano de Fernando VII y su esposa Luisa Carlota, hermana de la reina María Cristina.

caseta baños©Litografía de G.Carpenter. Caseta de baños construída para la reina Isabel II en la playa de San Sebastián,1845.

En 1845, vino por primera vez la reina Isabel II, una reina quinceañera que padecía de herpes y a quien el médico recetó los “baños de ola”. La presencia continuada de Isabel II supuso un auténtico altavoz para la promoción de la ciudad, a la que llegaron muchas personas de Madrid, pero también de otros países, fundamentalmente del Reino Unido y de Francia. No hay que olvidar la cercanía de Biarritz, que también era en aquella época un gran polo de atracción para la realeza y la aristocracia europea.

Boulevaristas (ciudad terciaria y turística) vs antiboulevaristas (ciudad comercial, portuaria e industrial)

1863 es un año clave para la ciudad. Ese año se autorizó definitivamente el derribo de las murallas de San Sebastián, y se publicaron las “bases” pertinentes para la ampliación de la ciudad. El vencedor fue el proyecto de Antonio Cortázar, quien, por acuerdo con la corporación municipal debía incluir en su propuesta algunos aspectos del segundo clasificado, Martín Saracíbar, incluyendo una alameda en el lugar de encuentro entre las partes vieja y nueva de la ciudad, como un espacio abierto y arbolado. Sin embargo, en el proyecto definitivo Cortázar, no incluyó dicha alameda y se generó una fuerte polémica en torno al modelo de ciudad.

argazkia kaia©Colección Foto Marín.Vistas del Puerto.Kutxa Fototeka

Los antibulevaristas defendían un modelo de ciudad mercantil, del que era partidario Cortázar, apostando por el crecimiento de la ciudad de la mano del ferrocarril y del desarrollo del comercio, con un importante puerto mercante. Proponían unir la estación ferroviaria con el puerto de San Sebastián mediante una vía férrea, incluyendo grandes almacenes de mercancías en las inmediaciones del puerto. El turismo tendría un carácter secundario.

portalonHauser y Menet. Portalón. Al fondo las viviendas de la calle Mari y la torre de la Iglesia Santa María.

Los bulevaristas defendían un modelo de ciudad terciaria y turística, donde debían primar los valores estéticos, con el fin de conseguir una ciudad bella y agradable para los visitantes. El turismo sería el principal motor económico, y apostaban por una gran alameda ajardinada (Alameda del Boulevard), además de otros espacios abiertos, paseos y jardines que propiciarían una ciudad atractiva y de vida relajada.

alameda©Ricardo Martín. Alameda del Boulevard,1923. Kutxa Fototeka

Tras dos años de duras discusiones entre boulevaristas y antiboulevaristas, en el pleno municipal de mayo de 1865, se llevó a votación el modelo de ciudad, con un empate de 7 a 7 entre los concejales. Ante esta situación, el alcalde Tadeo Ruiz de Ogarrio hizo uso de su voto de calidad, inclinando la balanza del lado de los boulevaristas.

El triunfo de los boulevaristas dio lugar a la alteración del proyecto de Cortázar, creando una alameda concebida como lugar de encuentro y de paseo. Asimismo, con la llegada del ferrocarril y la rápida comunicación de San Sebastián con su área complementaria, el puerto de Pasajes se concibió como una alternativa viable, y se convirtió en el gran puerto de San Sebastián y Gipuzkoa.

pasaiakoportua©Paco Marí.Puerto de Pasajes.Kutxa Fototeka

San Sebastián apostaba, con ello, por un modelo de ciudad muy definido. Una ciudad moderna y dotada de las infraestructuras y atracciones necesarias para atraer visitantes de alto poder adquisitivo, que dejaran beneficios en la ciudad, intentando proporcionar más distracciones, para que alargaran sus estancias. Toda la actividad de San Sebastián, a partir del derribo de sus murallas, se encaminaría a lograr ser una de las principales ciudades europeas

casino donostia©Pascual Marín. Vista del Casino de San Sebastián y de los jardines de Alderdi-Eder. Kutxa Fototeka.

Por ello, en la década de 1870 y 1880, se crean la Semana Grande, la plaza de toros de Atotxa, las primeras regatas en la Concha, el Gran Casino de San Sebastián, el Hotel Continental (con el primer ascensor) etc.

regatak©Ricardo Martín.Francisco Laboa y la tripulación de la trainera de Pasai Donibane en la bahía de la Concha. Kutxa Fototeka.

La reina María Cristina veranea en San Sebastián. Nuevas infraestructuras.

alfonsoXII©Colección Foto Marín.El rey Alfonso XIII y la reina María Cristina en el embarcadero del Náutico,1920.Kutxa Fototeka

La reina regente María Cristina, viuda de Alfonso XII, eligió San Sebastián como centro de veraneo durante más de 40 años, de 1887 a 1929, alojándose primero en el Palacio de Aiete y posteriormente en el Palacio Miramar, que se construyó a petición suya en 1893.

palacio miramar©Foto Marín.Palacio de Miramar recién construido y túnel de Ondarreta vistos desde Miraconcha. Al fondo, el monte Igeldo,19 Centuria.Kutxa Fototeka

En 1887, la playa de la Concha recibe el título de «Real» y se procede a la construcción sobre la playa de un enorme barracón de madera, que fue sustituido en 1912 por el nuevo balneario de “La Perla del Océano”, declarado uno de los más hermosos del mundo según los medios de la época.

Sin embargo, el veraneo de práctica terapéutica y baños de mar comenzaba a presentar síntomas de agotamiento, y empezaba a dominar la diversión y la distracción. Por lo tanto, la ciudad empezó a dotarse de una serie de infraestructuras que han dejado una profunda huella en su urbanismo.

la perla©Ricardo Martín.San Sebastián. Playa de la Concha. La Perla. 1915. Kutxa Fototeka

En 1907, San Sebastián, con 44.454 habitantes, recibía 1,3 millones de pernoctaciones, no tan lejos de los 1,7 millones de pernoctaciones actuales.

personas la concha 1916©Ricardo Martín. Personas en la playa de La Concha de San Sebastián,1916. Kutxa Fototeka

En julio de 1912 estallaba la mejor época de la “Belle Époque” donostiarra, con una increíble sucesión de inauguraciones concentradas en escasos días: el balneario de La Perla, el hotel María Cristina, el Teatro Victoria Eugenia y el funicular del Monte Igueldo (que contaba con un casino-restaurante-teatro).

argazkia 3©Hotel María Cristina.Kutxa Fototeka

Asimismo, a principios del s. XX se inauguraron el hipódromo de Lasarte, el nuevo casino del Kursaal, el circuito automovilístico de Lasarte etc. El gran Casino, por el que pasaron personajes históricos como Maurice Ravel, Leon Trotsky, el sha de Persia o Matahari, es motor de la ciudad, y con el objetivo de atraer más visitantes, patrocina la creación del Paseo Nuevo de San Sebastián.

casino kursaal©Ricardo Martín.San Sebastián vistas.Puente de la Zurriola y edificio del Gran Kursaal,1923.Kutxa Fototeka

San Sebastián aparece en las guías turísticas destacadas a nivel internacional como un referente.

San Sebastián se reinventa: un turismo más popular

En 1924, con la dictadura de Primo de Rivera, se prohibe el juego y se cierran los casinos. Ante esta situación, San Sebastián se reinventa hacia un turismo más popular. En 1927 el Ayuntamiento toma la iniciativa del Turismo, se inauguran cabinas en la playa, el Monte Igueldo se convierte en parque de atracciones, se inaugura el Palacio del Mar (Aquarium), el Club Naútico etc. 

argazkia1©Pascual Marín.Celebración de pruebas de natación y salto de trampolín en el puerto de San Sebastián.Kutxa Fototeka

En 1929, la ciudad contaba con 40 hoteles, 13 pensiones, 100 casas de huéspedes, y más de 1000 pisos y villas en alquiler (unas 20.000 camas turísticas en una ciudad de 78.000 habitantes).

Ver la historia de San Sebastián a través de sus carteles de promoción turística en la Belle Epoque

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