Día 2: Paseo por la costa
6 km de costa con 3 playas y 3 iconos
Subir al Monte Igeldo en el funicular de más de 100 años de antigüedad es una buena forma de empezar el día y disfrutar de la mejor panorámica de la ciudad. Al bajar, no podemos perdernos uno de los iconos de Donostia: el Peine del Viento del internacionalmente reconocido artista donostiarra Eduardo Chillida, ejemplo perfecto de belleza en estado puro, un profundo diálogo entre arte y paisaje.
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Cuando el mar está movido, descubre el efecto de la olas en este enclave mágico.
Paseando por los jardines y la playa de Ondarreta, llegamos al Palacio de Miramar, antigua residencia veraniega de la familia real rodeada de jardines donde relajarse paseando o descansando del ajetreo.
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Nada como mezclarse con la ciudadanía de la C/ Matía en el barrio del Antiguo y disfrutar de deliciosos pintxos o menús del día.
Para bajar la comida, un agradable paseo atravesando la Playa de la Concha hasta llegar al Aquarium de casi un siglo de antigüedad, y recientemente remodelado, siendo uno de los museos oceanográficos más modernos de Europa que cuenta la fascinante historia de los antiguos balleneros vascos.
Siguiendo la costa, encontramos La Construcción Vacía, escultura de Oteiza, que nos da la bienvenida al Paseo Nuevo que nos conduce hasta el popular barrio de Gros con sus terrazas, comercios y bares con encanto.
El paseo termina en la tercera playa, la Zurriola, y con la tercera escultura: La Paloma de la Paz de Nestor Basterretxea.
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No te puedes perder el atardecer desde el muro de Sagües rodeados de surfistas y jóvenes haciendo skate.
Y para cenar, sumergirse en Gros, el barrio más dinámico y bohemio de la ciudad y disfrutar de los numerosos restaurantes con encanto que lo caracterizan.