Cristóbal Balenciaga: El arquitecto de la moda
- Cultura
- 24 Mar 2025
Maestro de la moda
Cristóbal Balenciaga Eizaguirre es uno de los grandes maestros de la moda del siglo XX. Su técnica impecable y su dominio de las formas y volúmenes revolucionaron la alta costura, ganándose la admiración y el reconocimiento de sus contemporáneos y de generaciones posteriores.
Este año se conmemoran 130 años de su nacimiento, una ocasión inmejorable para visitar el Museo Balenciaga de Getaria y recorrer su legado en el mundo de la moda.
Orígenes
Balenciaga nació en 1895 en Getaria. Pasó su infancia en la casa situada en la calle Aldamar, una vivienda que, a pesar de las transformaciones, aún se conserva. Desde allí se divisa el puerto de Getaria y el mar Cantábrico, un mar que siempre admiró y amó profundamente.
Su padre fue patrón de un barco del Estado y llegó a ser alcalde de Getaria durante varios años. Su madre, costurera de profesión, trabajaba para Blanca Carrillo de Albornoz, marquesa de Casa Torres, quien pasaba los veranos en Getaria. Fue su madre quien introdujo a Balenciaga en el mundo de la costura, y su extraordinario talento quedó patente desde muy joven.
A los 12 años, la marquesa de Casa Torres le propuso un desafío: reproducir uno de sus vestidos más exclusivos con las telas que ella misma le proporcionó. Sorprendida por el resultado, se convirtió en su mecenas, marcando así el inicio de la exitosa trayectoria del joven modista.
Primeros pasos
Con la intención de que su hijo se formara profesionalmente, en 1907 su madre se trasladó con él a San Sebastián, donde Balenciaga comenzó como aprendiz en la prestigiosa Casa Gómez, situada en la esquina del Boulevard con la calle Elkano.
Más adelante, continuó su formación en la sastrería New England y, con solo 16 años, fue contratado en la sección de confección de los Grandes Almacenes Au Louvre, ubicados en la calle Hernani, un referente del comercio de lujo en la ciudad.
Gracias al apoyo de la marquesa de Casa Torres, Balenciaga tuvo la oportunidad de continuar su formación en Burdeos y París, bajo la tutela del célebre modisto Jacques Doucet. A su regreso a San Sebastián, la reina María Cristina se convirtió en su clienta, lo que le otorgó gran prestigio en la ciudad.
La reina fue, sin duda, una de sus clientas más influyentes en esta primera etapa. Sin contar aún con un taller propio, Balenciaga realizaba sus creaciones en una de las habitaciones del Palacio Miramar, lo que consolidó su reputación en San Sebastián.
Consolidación en la ciudad
En 1917, con tan solo 22 años, abrió su primer taller en la calle Bergara. Debido a la falta de capital para adquirir materiales y contratar personal, se asoció durante seis años con las hermanas Lizaso, propietarias de una mercería.
Ese mismo año, la diseñadora Coco Chanel, que estaba revolucionando la moda femenina y tenía una boutique en Biarritz, presentó su colección en San Sebastián. Se dice que el joven Balenciaga logró acceder a las exclusivas salas de juego del antiguo Casino, donde conoció a la famosa diseñadora, con quien mantendría una amistad para toda la vida.
Tras finalizar su asociación con las hermanas Lizaso, Balenciaga se trasladó a la Avenida, inaugurando en octubre de 1924 su nuevo establecimiento. En la primera planta, con balcones que daban a la calle Santa Catalina, se encontraba el luminoso taller y el almacén; mientras que en la parte que daba a la Avenida estaban los salones donde realizaba los desfiles y las pruebas de sus clientas.
En la planta superior, conectada por una escalera interior, estaba su vivienda, donde residió durante años con su madre y con su colaborador y compañero Wladzio D'Attainville.
Para llegar a nuevos clientes, en los años siguientes abrió dos tiendas más en San Sebastián: en la calle Okendo y Santa Catalina, tras la llegada de la República. Entre todas sus tiendas en la ciudad, solo la de la Avenida, bajo la firma EISA, permaneció en funcionamiento hasta su retiro en 1968.
De San Sebastián a París
Después de consolidarse en San Sebastián, Balenciaga expandió su firma a Madrid y Barcelona. Sin embargo, con la llegada de la Guerra Civil, decidió trasladarse a París, donde en 1937 presentó su primera colección. Con el tiempo, su prestigio creció entre la alta sociedad y las grandes figuras del cine, vistiendo a leyendas como Grace Kelly, Jackie Kennedy y Audrey Hepburn.
Transformación de la moda
Balenciaga no solo diseñaba prendas, sino que redefinía la silueta femenina. Introdujo el vestido saco, las faldas abullonadas y el talle alto, rompiendo con las normas establecidas hasta entonces. Su precisión y pureza en el diseño le hicieron ganarse el respeto y la admiración de sus colegas y clientas.
Coco Chanel
Christian Dior
El hombre tras el genio
Balenciaga era extremadamente discreto y evitaba la fama. A lo largo de su vida, solo concedió dos entrevistas: una en 1968 a Paris Match y otra en 1971 a la periodista Prudence Glynn para The Times.
Salvo contadas excepciones, no atendía personalmente a sus clientas y supervisaba sus desfiles desde detrás de las cortinas. Su devoción por la perfección y su meticulosidad se convirtieron en leyenda.
Cristóbal Balenciaga
Junto al mar
Tras la Guerra Civil, Balenciaga logró reactivar la actividad de sus casas en San Sebastián, Madrid y Barcelona. Además de mantener su vivienda en la Avenida, en 1941 adquirió y reformó el antiguo caserío Otondo en Igeldo, bautizándolo como Gurutzalde en referencia a la cruz situada en la cima de Igeldo.
Durante tres décadas, aquel fue su refugio. Desde allí, podía ver el mar Cantábrico y su Getaria natal.
Últimos años
En 1968, con la irrupción del "prêt-à-porter", Balenciaga decidió retirarse y se estableció en Gurutzalde. Pasaba los días contemplando el mar y conversando con amigos, aunque nunca dejó de coser y hacer arreglos para quienes acudían a él.
Apenas pudo disfrutarlo. En 1972 diseñó el vestido de novia de Carmen Martínez Bordiú, nieta de Franco, y viajó a Madrid para confeccionarlo. Quince días después de la boda, el 23 de marzo de 1972, falleció en Jávea (Alicante).
Sus restos fueron trasladados a Getaria, donde descansan en el cementerio con vistas al mar. Un año más tarde, un incendio arrasó su caserío en Igeldo.
Legado
El legado de Balenciaga sigue vivo en la moda contemporánea. Su obra se conserva en el Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria, inaugurado en 2011, el único museo en el mundo dedicado a un modista, que alberga más de 5.500 piezas originales y ofrece una visión profunda de su impacto en la alta costura.
Su gran amigo Eduardo Chillida le rindió homenaje en 1990 con una magnífica escultura en acero, cuya forma evoca la silueta femenina. La obra puede visitarse en el Museo Chillida Leku en Hernani.