El origen de la Pantxineta (©) donostiarra

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Marti Buckley Blogger

¿Qué es exactamente la Pantxineta (©)?

Para entender el atractivo mundial de la pantxineta, primero hay que saber qué es. A simple vista, la pantxineta parece una sencilla tarta de hojaldre con almendras espolvoreadas. Sin embargo, al cortar una porción, se revela la magia: dos capas de crujiente hojaldre mantecoso, cubiertas con almendras Marcona picadas y ligeramente tostadas, y rellenas de una suave crema pastelera.

Pero, ¿dónde está el verdadero secreto? Según su actual gestor, Iñigo Otaegui, gran parte del éxito se debe a los proveedores locales: “Las harinas son de Navarra y la leche se la compramos a Kaiku”, comenta Iñigo. Pero, claro, más allá de la calidad del producto local, existe una receta, la receta de Casa Otaegui, que sigue siendo uno de los secretos mejor guardados de la ciudad.

Las harinas son de Navarra y la leche se la compramos a Kaiku.
 
Iñigo Otaegui

 

Pantxineta, tarta de hojaldre con almendrasFoto: Alex Iturralde - Casa Otaegui

 

La historia de Casa Otaegui

La historia de este icónico postre donostiarra está estrechamente ligada a la de sus creadores, la familia Otaegui. En 1886, la familia abrió una tienda de ultramarinos, con productos de despensa y delicatessen. Ésta fue fundada por Pedro Otaegui y Josefina Malcorra, y años después pasó a manos de su hija, Emiliana.

Emiliana enviudó joven, quedando al frente del negocio junto con sus nueve hijos. Lo renombró “Viuda de Otaegui”. En ese momento, la panadería propiamente dicha se ubicaba en el sótano de la tienda actual, donde se encuentra la mesa de trabajo original de madera de casi 3 metros de largo que, a día de hoy, sigue oliendo a mantequilla y masa de pastelería. Aunque el sótano ya no alberga la producción de Otaegui, todavía conserva los tesoros y vestigios del pasado de la familia, desde tarros de cristal centenarios hasta las estanterías que se utilizaban para guardar los sombreros de los clientes cuando había una cafetería arriba.

Hoy en día, Casa Otaegui está en manos de la cuarta y quinta generación de la familia. Gracias al saber hacer artesanal que han mantenido y perfeccionado con los años, siguen garantizando que sus tartas, pasteles y bollería conserven el sabor de siempre. Esa esencia es la que ha convertido a Otaegui en una de las pastelerías más queridas de San Sebastián.

Además de por su famosa pantxineta, los donostiarras acuden a Otaegui por su chocolate con avellanas, su amplia oferta de tartas para celebraciones y sus pequeñas pastas de té.

Pastelería OtaeguiFotos: Pablo Axpe y Alex Iturralde - Casa Otaegui

 

La historia de la Pantxineta (©)

A menudo, los platos más famosos tienen orígenes inciertos. Sin embargo, la pantxineta tiene una historia bien documentada que se remonta a los años 30.

Y es que, durante la Primera Guerra Mundial, muchos chefs, cocineros y sirvientes se refugieron en España y, con los años, se quedaron a vivir en San Sebastián, trabajando en restaurantes y pastelerías como Casa Otaegui.

Poco después estalló la Guerra Civil Española, lo que provocó la escasez de alimentos y la precariedad.

Estas dos circunstancias fueron clave en la creación de la pantxineta. Y es que, tal y como explica María Otaegui: “la pantxineta nació realmente por necesidad. En la pastelería teníamos huevos y harina, y a partir de esos ingredientes, sumados a la influencia de los pasteleros internacionales, surgió la pantxineta”.

El éxito fue inmediato. Hoy, más de 80 años después, en los fines de semana más concurridos, Casa Otaegui llega a vender más de 1.000 pantxinetas.

La pantxineta nació realmente por necesidad. En la pastelería teníamos huevos y harina, y a partir de esos ingredientes, sumados a la influencia de los pasteleros internacionales, surgió la pantxineta.
 
María Otaegui

 

Pantxineta pastelería OtaeguiFoto: Alex Iturralde - Casa Otaegui

 

Cuándo, dónde y cómo disfrutar de una Pantxineta (©)

La fascinante historia de la pantxineta ya es suficiente para abrir el apetito, pero la verdadera experiencia está en probarla. Puedes encontrar la pantxineta original de Otaegui en la carta de postres de algunos restaurantes de San Sebastián, pero el mejor lugar para degustarla sigue siendo la pastelería de la calle Narrika, en la Parte Vieja donostiarra.

Las pantxinetas llegan frescas varias veces al día, traídas a mano desde el obrador. Gracias a su ubicación privilegiada, a las puertas de algunos de los mejores bares de pintxos de la ciudad, es el final perfecto para una ruta de pintxos.

Para disfrutarla como un donostiarra, cómete una porción en el hamaiketako (el aperitivo de las 11 de la mañana) con un café bien cargado, o llévate una entera para compartir con amigos o familia en una comida especial.

No te pierdas uno de los grandes símbolos de la ciudad. Y es que, tal y como afirma Iñigo Otaegui: “la pantxineta, la barandilla de la Concha, el edificio de ayuntamiento, la Real Sociedad y el Diario Vasco son y seguirán siendo los grandes símbolos de San Sebastián”.

La mejor manera de comprenderlo del todo es cogerte una pantxineta recién hecha y darle un buen mordisco.

La pantxineta, la barandilla de la Concha, el edificio de ayuntamiento, la Real Sociedad y el Diario Vasco son y seguirán siendo los grandes símbolos de San Sebastián.
 
Iñigo Otaegui

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