La ruta de los tres templos
Gipuzkoa es religión y espiritualidad. Nuestro territorio alberga tres de los templos más reputados y de más peso de todo el Estado: el Santuario de Loyola, lugar de nacimiento de San Ignacio de Loyola y cuna de los jesuitas; El Santuario de Arantzazu, donde confluyen el arte y la espiritualidad en un marco incomparable, y ermita de La Antigua, una de las etapas de peregrinación de San Ignacio de Loyola y ahora punto clave en la ruta de los tres templos.
El Camino Ignaciano es una ruta de peregrinación que recrea el recorrido que en 1522 realizó el Santo cuando, siendo caballero de la corte real, salió desde Loiola (Azpeitia) hasta la ciudad de Manresa con idea de seguir su peregrinación hacia Jerusalén. En Manresa, vivió como un eremita en La Cova de Sant Ignasi. Los dos primeros tramos de esta ruta transcurren en tierras guipuzcoanas: de Loiola a Zumarraga, y de Zumarraga a Arantzazu. El tercero entra, a mitad de camino, en tierras alavesas.
Santuario de Loyola (Azpeitia)
Imponente templo barroco delsiglo XVIII. El arquitecto Carlo Fontana, discípulo de Bernini, levantó una cúpula de 20 m de diámetro que no parecía que iba a aguantar su peso. Pero sí lo hizo. El complejo monumental del Santuario de Loyola es un elemento clave del turismo religioso en Euskadi. Lo componen una serie de edificios erigidos entorno a la casa torre de los Loyola, casa natal de San Ignacio de Loyola, hoy en día conocida como la Santa Casa.
Ermita de Santa María: La Antigua (Zumarraga)
La Ermita de La Antigua, fue una de las etapas de peregrinación de San Ignacio de Loyola y ahora punto clave en la ruta de los tres templos. Conocida como la catedral de las ermitas, contiene una obra de carpintería única: una estructura de madera de roblesustenta con tanta gracia la techumbre que da la sensación de flotar.
Santuario de Arantzazu (Oñati)
A un pastor se le apareció la Virgen en este barranco en 1469, posada en un espino (arantza). Después se levantó un santuario franciscano, El Santuario de Aranzazu, que se encuentra en el corazón de Euskadi. Además de ser un centro de espiritualidad inigualable, es también uno de los ejemplos más representativos del arte vasco contemporáneo ya que en 1950 se reconstruyó con las participación de Sáenz de Oiza, Oteiza, Chillida, Basterretxea...